martes, 13 de diciembre de 2011

Lo sensible.

Miope visionario y soñador,
buscó ver tan lejos,
y se olvidó lo sensible
del tacto y corazón,
la piel erizada, frío y
también calor, placer
y también dolor.

Vivo en lo sensible,
en la inspiración y el canto
en el odio y el amor,
la pena y el furor,
la calma y el ardor.

Vivir de frente y no a un costado
 donde frío ni calor y
sin deseos, sin temor de dar
de frente ser, aceptado y rechazado,
recibido y dejado, al fin y al cabo
sabe uno que y cuanto ha dado.

El universo, y el tiempo, la inmensidad y la trascendencia, lo profundidad, la elevación, y todo aquello que nos llama a lo divino. Solo es tocado por lo sensible, lo instantáneo, lo finito e impredecible de cada evento, cada tacto, cada sentir. Que nos lleva, instantánea y fugazmente, a concebir lo eterno e inmutable.

Seré y he sido, daré y he dado, recibiré y he recibido, odié y fui odiado, pero todo eso no existe, solo existe ahora, lo que hago, lo que soy, miope, torpe, insensato, me arriesgo y me atrevo a ser feliz en este instante.

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